¿Que soy y quien me defiende?

Hace unos días me dediqué a estudiar las políticas aduaneras cubanas, atendiendo a que he decidido visitar a mi familia en la isla. Al comenzar a leer aquellos documentos llenos de falta de ortografías (www.aduana.co.cu) se me hizo más difícil comprender quien yo soy; ó un viajero, ó un pasajero, o un turista, ó un extranjero, o un cubano que reside fuera de cuba y que ha perdido todos los derechos de volver algún día.

No estudié abogacía, pero no hace falta ser un profesional en la materia para darse cuenta de lo ambiguo que suelen ser las leyes en Cuba.

¿Que puede sentir un cubano cuando primero que todo no sabe en que parte de este mundo están sus derechos y por otro lado cuando no tiene a quien dirigirse para reclamar por algún privilegio?

Dediquemos unos milésimos de minutos a reflexionar sobre lo que dicen algunos de los documentos analizados.

Si acceden al sitio Web del que les hablo en este post, podrán darse cuenta que comienza suministrando información al interesado de lo que debe conocer si decide viajar a Cuba, y como ya es e costumbre para los cubanos, siempre queda de manifiesto esa coletilla que nos hace ser diferentes al resto del mundo; “Viajeros cubanos y extranjeros”

Seguidamente sientes un alivio cuando lees las Disposiciones Generales sobre aquellos beneficios recogidos en la Convención, sobre Facilidades Aduaneras para el Turismo de la cual Cuba es signataria, artículos de uso personal del turista (no se si en este caso caigo en esa clasificación) exentos del pago de derechos arancelarios.

"La felicidad en casa del pobre dura poco".

Mientras mas lees menos entiendes, sobre todo cuando avanzas en la lectura de la RESOLUCIÓN NO. 11 de 2007 de Aduanas, en su RESUELVO Primero que establece: “Aprobar el Procedimiento Automatizado para la Determinación del Precio para la Valoración en Aduana (Ad Valorem), de los artículos que clasifican como MISCELANEAS que importan los pasajeros seleccionados por la Aduana”.

Más sorprendente es llegar al RESUELVO Cuatro, Inciso a), que establece el límite de 25 kg de misceláneas con independencia de que sean o no para su uso personal, libres del pago de los derechos de aduanas, los que tienen que ser pesados y pagados.

Es así que desde mi humilde posición redacto los RESUELVOS para quienes no sabemos que y quienes somos:

Primero: Por ser cubano radicado fuera de la isla y no ciudadano extranjero, estoy castigado a caer en la muestra arbitraria impuesta en la RESOLUCIÓN 11 de 2007 de Aduanas. (Obviamente un extranjero no va a caer en la muestra, atendiendo que esta arbitrariedad es una forma de robarnos un poco de dinero ganado con nuestro sacrificio. Al final no tenemos a quien reclamar nuestros derechos)

Segundo: No disfrutar de los beneficios recogidos en la Convención, sobre Facilidades Aduaneras para el Turismo de la cual Cuba es signataria, que exonera del pago los artículos de uso personal.

Tercero: Cumplir con el RESUELVO Segundo, que establece que yo sin saber que y quien soy, fui seleccionado al azar para pesar mis equipajes en las básculas, recibiendo el correspondiente boletín que emite la báscula, en el cual consta en mensaje impreso, la cantidad de bultos y peso total de los mismos, así como indicación sobre el próximo paso que debe dar el pasajero.

Aunque la Resolución no especifica el próximo paso que debe dar el pasajero, es obvio que se refiere a pagar una considerable suma de dinero por el peso de los equipajes, sin importar que puedes llevar consigo ropa de uso, perfumes gastados, calzados viejos, lencería usada, etc.

Cuarto: No protestar antes, durante y después de ser seleccionado, para evitar un castigo monetariamente mayor; en el mejor de los casos, o que te regresen de vuelta; en el peor.

Lastimosamente, no nos queda otra, que seguir andando por la vida sin tener quien nos defienda y el día que viajes a la isla, tener que lidiar con el personal de aduanas, licenciado y masterado para el maltrato con el pasajero que no sabe que y quien es, a pesar de ser Cubanos.